jueves, 28 de octubre de 2010

¿Batasuna en las elecciones?

La unidad de los partidos políticos es un elemento fundamental de la estrategia contra el terrorismo. No sólo por cuanto legitima las decisiones del Estado de Derecho, sino porque manda un mensaje claro, traducible en desesperanza, hacia los terroristas. Por ello no es bueno abundar en las diferencias entre los partidos democráticos, y sí en cambio afirmar las coincidencias. Pero también es cierto que parte de la lealtad que nos debemos consiste es saber señalar las equivocaciones que se ven en este asunto, algunas de las cuales trascienden la mera semántica y se pueden elevar a categoría.

Viene este comentario a colación del último artículo que publica Yolanda Barcina en su blog. Se refiere al posible regreso de Batasuna a las instituciones en las próximas elecciones, las forales y municipales del próximo 22 de mayo.

Y dice Barcina, textual, que

Ojalá Batasuna pueda estar presente en las próximas elecciones forales y municipales. Ojalá Batasuna pueda defender sus ideas y posicionamientos políticos en las instituciones con la única fuerza de la representación y la legitimidad que le otorguen los ciudadanos navarros. Ojalá podamos discutir y confrontar, mirándonos a los ojos, nuestros proyectos y planes sobre Navarra.

Para, a continuación, poner una serie de condiciones (les llama “hoja de ruta”) para que esa situación se produzca. Como corresponde, recomiendo la lectura completa del artículo, para que nadie diga que se desnaturaliza su sentido. Pero al mismo tiempo señalo su contundente inicio, que creo merece un comentario rotundo y clarificador.

Yo no quiero que Batasuna se presente a las próximas elecciones. Ni Batasuna ni nada que se le parezca. Y no elucubro ninguna condición para ello. Por tres razones fundamentales.

Una. Batasuna y Eta no son organizaciones simbióticas ni relacionadas. Son la misma organización. Lo ha determinado el Tribuna Supremo. No cabe albergar ninguna esperanza de que Batasuna se emancipe de Eta, es ontológicamente imposible. Hablar como si fuera un ente capaz de hacer otra cosa que lo que viene meramente condicionado por su propia esencia es algo pueril.

Dos. Me apunto a lo que ha dicho Basagoiti. Imaginemos que mañana Eta se disuelve. Sus herederos políticos, los que sean, deberían pasar al menos cuatro años de cuarentena. Que aborrezcan el terrorismo al menos un año por cada diez que haya ejercido Eta su acción criminal. Y después de este tiempo, la democracia verá que es lo que hace. Incondicionalmente. Es decir, Yolanda, que de ninguna manera estén en las elecciones que se celebren dentro de menos de 7 meses. Ni con “hoja”, ni con “ruta”. Cuarentena hasta que nos aburramos.

Tres. Y tampoco vale, de ninguna manera, lo que algunos parecen considerar como el preámbulo final de esta lacra: la verbalización de la condena previa a la legalización de Batasuna o su sucedáneo. No vale, claro que no, lo que dice Pepiño Blanco cuando expresa que Batasuna podrá participar en las elecciones si cumple la Ley de Partidos condenando el terrorismo”. No. El terrorismo no se condena prospectivamente, a futuro, como parece indiciar la táctica de Otegi. El terrorismo se aborrece en lo que ha supuesto de crimen, dolor, destrucción y acción liberticida. O se es capaz de hacer eso y reparar sus daños, o nada más vale.

Creo que debemos tener las ideas claras. No es cuestión de edulcorar la realidad, ni buuscar eufemismos, ni pintar mundos ilusorios. Batasuna no puede estar en la próximas elecciones de ninguna manera. Ni ellos ni nada que se les parezca en su esencia, que es la de ser la expresión política del terrorismo, razón legítima de su ilegalización. Esa “hoja de ruta” a la que alude Barcina no existe. Es imposible que exista.

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